ROSH HASHANAH 5785
En estos días nos reunimos para festejar juntos una festividad sin nombre, a la que en la Torá solo se la conoce por sus apelativos como yom hazikaron (día del recuerdo) o yom truá (día del toque de shofar) y de la que solo sabemos cuándo debe celebrarse: el primer día del séptimo mes. Posteriormente los rabinos debatirán en el Talmud a qué se refiere la Torá cuando habla del séptimo mes, ofreciendo dos alternativas: o bien se trata de Tishrei, o bien se trata de Nisán. En el Talmud Bavli RH 10b y 11a tenemos un majloket o desacuerdo entre Rabbi Eliezer, que cree que Rosh Hashanah debe celebrarse en Tishrei, y Rabbi Yehoshua que cree que debe celebrarse en Nisán. Para ello dan muchas razones, entre otras argumenta Rabbi Eliezer que en Tishrei es cuando dan fruto los árboles y cuando llueve (Génesis 1:11; 2:6), y Rabbi Yehoshua que en Nisán es cuando los animales deciden aparearse (Salmo 65:14). Finalmente y tras mucho discutir, deciden que los años se contarán a partir de Tishrei, pero que los no-judíos cuentan a partir de Nisán. Parece que Tishrei es una opción más, digamos, universalista y Nisán una opción más particularista. Así que en Tishrei celebramos el cumpleaños del mundo, y cuando llegue Nisán ya celebraremos otro nacimiento: el de Israel como pueblo libre, pero eso es otra historia.
Solemos decir que en Rosh Hashana celebramos el cumpleaños del mundo, aunque en rigor es el cumpleaños del ser humano, porque, según Rabbi Eliezer el mundo empezó a crearse el 25 de Elul, y el 1 de Tishrei es cuando se creó el ser humano. Así pues, ¿deberíamos celebrar el cumpleaños del mundo el 25 de Elul y hoy el 1 de Tishrei, el del ser humano? Y si hoy es el cumpleaños del ser humano ¿Por qué decimos que es el cumpleaños del mundo?
Si en el primero de Tishrei se creó el ser humano (que correspondería al día sexto de la Creación), entonces en el segundo de Tishrei, Dios ordenó consagrar el día séptimo, es decir, el Shabbat. Rosh Hashana es la única festividad que se celebra durante dos días tanto en la Diáspora como en Eretz Israel, como si se tratara de un largo día que abarcaría el primero y el segundo de Tishrei, por lo que en Rosh Hashanah no celebramos únicamente el cumpleaños del ser humano, sino el día en que se completó la Creación y cuando recibimos nuestro primer regalo: Shabbat.
Así que además del cumpleaños de la Creación, y del cumpleaños del ser humano, hoy celebramos el cumpleaños del Shabbat. Según la tradición, el primer Shabbat fue un largo día en el que nunca se hizo de noche. Al séptimo día no leemos eso de vayehi erev, vayehi boker yom shevií ya que solo hubo luz aquel día. Hasta la noche descansó ese primer Shabbat, por lo que el ser humano no conoció la oscuridad hasta después de Shabbat, y eso le asustó, porque creyó que nunca más volvería a ver la luz y que siempre estaría sumido en la oscuridad, por eso Dios le enseñó a hacer el fuego, para que no temiera a la oscuridad y así, según el midrash, nació la Havdalá. Al acabar el primer Shabbat aprendimos lo que era el miedo por primera vez, pero también aprendimos a no temer la oscuridad. Y además recibimos otro regalo: la capacidad de crear fuego, y por ende, luz.
Hoy, al celebrar Rosh Hashaná, parece que en lugar de tener dos días de luz continua, vivimos inmersos en una oscuridad perpetua desde hace casi 12 meses. Algunos viven desde hace casi doce meses en la oscuridad de los túneles, secuestrados, privados de libertad, privados de estar con sus familias. El odio que lleva al ser humano a perpetrar hechos inenarrables e inimaginables contra aquellos que les rodea, el adoctrinamiento que enseña a odiar y a deshumanizar al otro, es la oscuridad más terrible a la que nos podemos enfrentar. Hoy, más que nunca necesitamos aprender a hacer fuego otra vez, a crear luz para iluminar la larga noche en la que estamos sumidos. Quizá estos rituales que nos invitan a afrontar en comunidad los buenos y los malos momentos, a compartir palabras y canciones y comida, sean la manera de encender una pequeña luz que nos ayude entre todos a vencer la oscuridad del odio y el miedo que engulle nuestras almas. Así que hoy unidos celebremos la oportunidad de compartir la dulzura de la miel, las bendiciones de la granada con la confianza de que al final todo irá bien. Shana Tova!