Hanukkah
La Fiesta de las Luces o Janucá tiene su expresión más visible en el encendido del candelabro de ocho brazos (la janukiá) en conmemoración de los ocho días que, milagrosamente, estuvo encendida una mecha de aceite del candelabro de siete brazos (la menorá), en la época del segundo Templo de Jerusalén, que en aquel momento había sido profanado e invadido por los griegos (imperio seléucida), y que los judíos macabeos trataron de recuperar. La lucha culminó con la reconquista del Templo en el año 165 antes de la era común y con la inauguración (janucá) del servicio religioso judío tradicional.
La Fiesta de Janucá se observa, pues, durante ocho días, comenzando el día 25 de Kislev (generalmente en diciembre). En cada casa judía, las familias encienden el candelabro especial de ocho brazos, conocido como Janukiá, cada una de las ocho noches. La janukiá presenta una vela suplementaria llamada Shamash, con la que se encienden las demás. La primera noche se enciende el Shamash y, con él, la primera vela de la janukiá. Cada noche posterior se va agregando el encendido de una vela más, del lado izquierdo; o sea: de izquierda a derecha.
De hecho, en la tradición sefaradí se usa aceite en lugar de velas. Cualquier aceite es válido para la janukiá, aunque el de oliva es preferible. Las velas deberán permanecer encendidas por lo menos media hora. Se encenderán al salir las primeras estrellas, y en la víspera de Shabat se encienden antes las velas de Janucá que las de Shabat.
Estos son días alegres y festivos y, a diferencia del Yom Kipur, está prohibido ayunar. Los niños disfrutan con juegos tradicionales durante estos días, como el sevivón, una peonza cuadrada en cuyos lados están inscritas las letras hebreas Nun, Guímel, Hei y Pe, iniciales de las palabras Nes Gadol Haiá Po, "Un gran milagro aconteció aquí" (en la tierra de Israel). En la diáspora, en lugar de una Pe, el sevivón lleva una Shin, con lo cual se dice: "Nes Gadol Haiá Sham" (Un gran milagro aconteció allá).
Como comidas típicas de estos días festivos de Janucá, los judíos degustamos los 'sufganiot', una especie de buñuelo, en recuerdo del milagro ocurrido con el aceite.
